Por Rodolfo Franco

El martes 25 de mayo del 2021, Alma Rosa Barragán candidata a la Presidencia municipal de Moroleón, Guanajuato por el partido Movimiento Ciudadano fue asesinada a balazos durante su mitin, a esa fecha la empresa Etellekt tenía un registro de 35 asesinatos de políticos, 724 agresiones y 250 amenazas, aquí no sumábamos los muerto de los López; Obrador y Gatell.

Luego del crimen, en la conferencia matutina un reportero le preguntó al presidente que opinaba de las agresiones, la respuesta fue la misma de siempre, están en su contra, los responsables son los conservadores y los medios de comunicación; “Es amarillismo”, “Con el afán de enrarecer el ambiente, antes le llamaban sensacionalismo, ahora es amarillismo, como la nota roja adquiere un papel relevante en los medios”, “Como hay ahora una polarización política obvia, porque se agrupo todo el conservadurismo en contra de nuestro proyecto y los medios han tomado partido, pues todo esto se magnifica. Es normal, es un asunto de la temporada.”

Dos años después del asesinato de la candidata del MC, la cotidianidad es la misma, la violencia normalizada a grado tal que ahora algunos cárteles se han convertido en héroes cuando llegan a meter orden a otro cártel, no es la policía local, la estatal, la guardia nacional o el ejército, es la misma delincuencia la que le ofrece paz a los ciudadanos a costa de recibir su apoyo y respaldo social, como fue el caso de la llegada del Cártel de Sinaloa a las comunidades de Comalapa y San Gregorio Chamic, zona fronteriza de Chiapas con Guatemala. Por las redes logramos percatarnos del regocijo y vítores de los pobladores que estaban acorralados por el Cartel Jalisco Nueva Generación. La respuesta de López fue la misma de dos años atrás, ya lo estamos atendiendo, es un asunto aislado, muy focalizado y lo catalogó como campaña propagandista de los narcos, magnificada por la prensa corrupta y manipulada por sus adversarios conservadores, también volvió a asegurar que no es un asunto generalizado.

Solo por dejar en blanco y negro la cifra roja que el presidente no admite ni quiere reconocer, vale la pena citar el número de personas asesinadas bajo el concepto de homicidios dolosos, casi 167 mil en el gobierno de López, superando con mucho las cifras de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa.

Tan grave es el problema ocasionado por la permisibilidad o complacencia del gobierno de la 4T, que en días pasados en Washington se encendieron los focos rojos por el imparable tráfico de estupefacientes de México a ese país, actividad que se refleja con el número de organizaciones delictivas; Jorge Roa, investigador del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE), detectó la presencia de 148 grupos delictivos en el país, documento presentado en el Programa de Política de Drogas.

El fracaso de la política de la cuatro T la define de manera puntual Ricardo Ravelo, escritor e investigador en temas de narcotráfico; “Los cárteles operan abiertamente, pues ninguna autoridad los persigue; se dan tiempo para establecer alianzas, operan a lo largo y ancho del país, siembran amplios territorios con droga –mariguana y amapola –trafican con cocaína, heroína y drogas sintéticas como si sus actividades fueran legales”.

La magnitud de la presencia de los grupos del crimen como empleadores en México la puso de relieve un estudio del Complexity Science Hubde Viena, al ubicarlos como el quinto empleador nacional, solo por debajo de Femsa (Coca Cola) y por encima de Oxxo.

Al ya ensangrentado panorama demos agregar que el próximo año habrá elecciones en todo el país, inevitablemente la delincuencia será el gran elector en un amplio territorio del país, ya sea mediante la amenaza, el plomo o la plata.

El bono de confianza para López se agotó porque; ¡los abrazos no funcionaron!

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