LA MAFIA DE CHICAGO OPERÓ PARA QUE JF KENNEDY GANARA LA ELECCIÓN
Trump reprueba a los narcos que sus ciudadanos consumidores y gobiernos engendró, el narcotráfico tiene padres, no es huérfano y habita en las dos naciones.
Por Rodolfo Franco
No existe mayor hipocresía que la del gobierno de Estados Unidos en torno a la acusación a los grupos criminales mexicanos como responsables de la enorme adicción a las drogas de sus ciudadanos. Los capos mexicanos -que sí existen- para lograr penetrar en el mercado norteamericano requieren de dos importantes factores; Contactos en ese país y consumidores. Sin mercado ¿para qué enviar drogas? sin ayuda de autoridades y grupos locales mafiosos en cada estado no se lograría la distribución.
Estados Unidos en los últimos cien años ha construido imperios económicos cimentados en dinero sucio. En repaso breve de la construcción de organizaciones criminales, la prohibición del alcohol fue caldo de cultivo para la integración de industrias lideradas por delincuentes, la Ley Seca estuvo vigente de 1920 hasta 1933, prohibía la fabricación, venta, transporte, importación y exportación de alcohol, con la medida se buscaba reducir el alcoholismo imperante en esa época. La Ley Seca en realidad tuvo consecuencias contrarias, las pandillas criminales que controlaban los sindicatos imponiendo tarifas y salarios, las apuestas de box y caballos, la usura, prostitución, cobro de piso, corrupción política y asesinatos, encontraron un nicho de mercado propicio para expandir sus negocios, dejando como resultado un brutal incremento en el consumo de alcohol, la multiplicación de los bares clandestinos, el control de la industria del alcohol por parte de las organizaciones mafiosas, la consecuente pérdida de ingresos para el gobierno por los impuestos a las bebidas alcohólicas, aumento del número de presos y la consolidación de las mafias, a grado tal que al término de la prohibición, las ganancias fueron utilizadas para la instalación de grandes cervecerías que hoy operan legalmente.
Las pandillas o mafias norteamericanas a la pérdida del mercado del alcohol, comenzaron a traficar con drogas y sus jugosas ganancias necesitaban encontrar negocios ‘lícitos’ dónde invertir, los casinos fueron la respuesta, Las Vegas fue el principal enclave de la mafia en Estados Unidos, otro destino estaba en Cuba, uno más en México, en Baja California apoyados por un ex presidente mexicano.
Tan importante y respetada es la mafia en el país del norte, que un mafioso de la década de las décadas de los años 50 y 60 fue factor importante para que un candidato del partido Demócrata se convirtiera en presidente, el capo era Sam Giancana, hijo de inmigrantes italianos, padrino de Chicago, heredero del negocio de Al Capone, en los años 50 dirigía los casino de las Vegas y La Habana y controlaba todos los sindicatos de Chicago.
En el invierno de 1959 se reunió Jo Kennedy (patriarca de la familia Kennedy) y Sam Giancana en el quinto piso del edificio del Palacio de Justicia, faltaban semanas para las elecciones primarias en Ilinois, para garantizar la candidatura de JF Kennedy contra Hubert Humphrey por el partido Demócrata, para lograrlo el papá (Jo) le solicitó a Giancana movilizar a toda la gente de los sindicatos.
Giancana preparó a 200 personas para movilizar gente, pusieron automóviles para acudir a votar, compraron voto e intimidaron, así ganaron la elección en Ilinois y Chicago. La mafia además de garantizar la logística, compró votos, falsos votantes aportó fondos para sobornos, para medios de comunicación y campañas. La misma operación se realizó en la elección presidencial de 1960, a cambio solicitaba la mafia que no los voltearan a ver (Abrazos no balazos).
Ya en la presidencia de JF Kennedy, la Agencia Central de Investigación (CIA) lo buscó para planear y ejecutar el asesinato del presidente cubano Fidel Castro, operación que resultó fallida, incluso se le acusa de haber planeado junto con sus compinches mafiosos Santo Trafficante Jr. y Carlos Marcello el asesinato de JF Kennedy. Tan estrechas eran las relaciones del mafioso con México, que vivió un tiempo en Cuernavaca, en el estado de Morelos.
Otro boom en el consumo de las drogas la tuvo el pueblo norteamericano cuando se enfrascó en una guerra de ante mano perdida en Vietnam. Sus soldados regresaron adictos a la marihuana, opio, heroína, el mercado demandaba drogas y los capos mexicanos aliados a los norteamericanos respondieron de forma expedita, los gobiernos de ambos países sabían del trasiego de drogas desde Asia, México y Sudamérica, se toleró en aras de satisfacer las necesidades de los ‘héroes de guerra’ y el enorme flujo de dinero que generaba.
Hoy el gobierno de Trump reprueba a los narcos que sus ciudadanos consumidores y gobiernos engendró, el narcotráfico tiene padres, no es huérfano y habita en las dos naciones.