Unidad cultural, no ‘bukelización’

En días pasados el “camarada” de Macuspana salió de su escondite y anunció que se recluiría a “escribir”. En su ilusoria mimetización para redactar su propio “Libro Rojo” en el edén, quien ha sido responsable de la destrucción sistemática de la república “sueña” con reescribir la historia mexicana y emular las revoluciones culturales que lastimaron a millones de personas en otras naciones.

Aguascalientes

Jun-18-2025

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Unidad cultural, no ‘bukelización’

Bismarck Izquierdo Rodríguez

Redacción.-
En días pasados el “camarada” de Macuspana salió de su escondite y anunció que se recluiría a “escribir”. En su ilusoria mimetización para redactar su propio “Libro Rojo” en el edén, quien ha sido responsable de la destrucción sistemática de la república “sueña” con reescribir la historia mexicana y emular las revoluciones culturales que lastimaron a millones de personas en otras naciones.
Desafortunadamente para él, los cimientos culturales de México —por muy novel que aún se considere a este país—, descansan sobre ideas, proyecciones y basamentos que la han sostenido y la sostendrán por encima de las polarizaciones y las divisiones orquestadas. En otras latitudes ya se ha atestiguado la radicalización del fanatismo y el dogmatismo político cuando estos se originan en el resentimiento individual. Hoy son 9 millones víctimas del resentimiento tropical “contra” 115 millones de personas en la incertidumbre.
En este contexto, hace un par de semanas, en la ciudad de Aguascalientes, en rueda de prensa, se me preguntó por la opinión respecto de los personajes a quienes hoy los medios califican de “Bukeles” mexicanos. Mi respuesta fue muy sencilla: ni ellos ni ningún justiciero emergente son la solución para el mal sistemático que padece México en la inseguridad. Por el contrario, son factores de riesgo para la ciudadanía y la población en general, inclusive, son síntomas de una patología social que puede convertirse en terminal.
Quienes fundaron este país y libraron las guerras que conmemoramos en las efemérides durante el año tienen en común en que se luchó para que los mexicanos dejaran el uso de la fuerza y de las armas para imponer una visión de país. Resulta sumamente irresponsable difundir y enaltecer cualquier desplante de falsa valentía que en realidad encarna la pobredumbre y la degradación de nuestra sociedad.
Cualquier émulo de revolucionario o de héroe popular debe tomar en cuenta que a quienes se pone en riesgo son a sus allegados. En Michoacán ya se vivió una situación aciaga hace diez años y las lecciones perviven hasta nuestros días.
El responsable de la seguridad a nivel nacional tiene nombre y apellido al igual que los responsables a nivel estatal —los gobernadores—; enunciarlos resulta tan estéril como ignominioso, empero, mientras detenten sus cargos no pueden eludir la dolorosa realidad ni tampoco escapar al ejercicio de sus atribuciones.
La unidad mexicana descansa sobre la cultura, ya sea desde la visión cívica y de Estado o desde sus manifestaciones artísticas; lo que está claro es que debe ya parar el que mexicanos sigan muriendo a manos de otros mexicanos más allá de la apabullante ineptitud gubernamental.
Quien redacta estas líneas nunca ha sido seguidor de justicieros ni de falsos revolucionarios ni tampoco cree que surgirá una figura caudillista que restablezca el orden en México. No hay que olvidar, el heroísmo puede ser tan romántico como ilusorio o tan trágico como peligroso; de los laureles a las espinas no hay mucha distancia de por medio.
Finalmente, el reto recae sobre todos los mexicanos en mayor o menor medida y en función de la conciencia que se tenga sobre esta tarea compartida es que veremos realmente al país resurgir. La unión de los mexicanos es cultural y es la que nos sacará adelante.
Así será.