«Nos iban a vender vivas o muertas» relata colombiana que fue secuestrada por el CJNG
“Nos hicieron arrodillar a todas y nos hicieron agachar la cabeza mientras nos apuntaban con sus metralletas en la frente”, contó Sofía

RFInforma / Laura Centeno / Aguascalientes / miércoles 9 de abril del 2025
Redacción.-
Una joven colombiana, identificada como Sofía para proteger su identidad, relató en el podcast Más allá del silencio cómo fue retenida durante ocho días en Tabasco por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), junto con otras ocho mujeres —seis colombianas y dos mexicanas— que habían sido captadas con promesas de trabajo y dinero fácil.
Según su testimonio, la retención estuvo vinculada a una presunta deuda entre un intermediario llamado Saulo David Sánchez Zetina, alias El Jaguar, y miembros del cartel, quienes les comunicaron que estaban “en garantía”.
El caso se hizo viral en redes sociales el 13 de enero de 2024, cuando familiares y amigos comenzaron a difundir un collage con las fotos de las jóvenes acompañadas de mensajes de alerta. Al mismo tiempo, se compartieron audios enviados por una de las víctimas, en los que se despedía de su madre y pedía rezar por ellas. La presión pública derivó en su liberación y posterior traslado a las autoridades mexicanas, aunque ninguna de las afectadas denunció formalmente lo ocurrido ante la Fiscalía.
Una fiesta que terminó en encierro
Sofía relató que fue contactada por dos amigas mexicanas que conoció en Colombia, quienes la invitaron a pasar unos días en Villahermosa, Tabasco, con la promesa de asistir a una fiesta bien remunerada. Estas amigas, a su vez, recibieron la oferta por parte de El Jaguar, a quien describieron como un intermediario que “se encargaba de conseguir mujeres a diferentes tipos de personas, a jefes, pero sobre todo a cárteles”.
Sofía aceptó la propuesta y contactó a dos amigas más en Colombia, a quienes El Jaguar ofreció cubrirles los pasajes y pagarles por su tiempo en la fiesta. Una vez en México, todas se trasladaron desde el aeropuerto de Cancún hasta Villahermosa, y desde allí fueron recogidas por hombres armados en camionetas.
Les confiscaron los celulares y fueron llevadas hasta una finca alejada, donde, según el testimonio, había decenas de armas, chalecos antibalas y personal de seguridad.
“Nos hicieron arrodillar a todas y nos hicieron agachar la cabeza mientras nos apuntaban con sus metralletas en la frente”, contó Sofía durante el podcast. En ese momento, un hombre que se identificó como jefe del cartel les comunicó que iban a trabajar para él y que no podían irse hasta que El Jaguar saldara una deuda de 120 mil pesos mexicanos.
Durante los días de retención, las mujeres fueron trasladadas entre distintas casas, siempre bajo vigilancia de escoltas armados. En una de las viviendas fueron recibidas por una mujer identificada como Susy, a quien Sofía describió como fugitiva de la justicia y encargada de mantenerlas ocultas hasta que “se calmara la guerra entre cárteles”.
Sofía explicó que algunas de sus compañeras fueron obligadas a tener relaciones con varios escoltas, mientras que a ella, según su versión, nadie la tocó porque uno de los jefes quiso quedarse con ella. A lo largo del testimonio, relató cómo pidió repetidamente que las dejaran ir, sin éxito.
Finalmente logró que le prestaran un celular para comunicarse con su madre. Fue entonces cuando comenzaron a circular las fotos y audios que viralizaron el caso.
“Dijeron que ya todas somos comida para los cocodrilos”, recordó Sofía sobre la reacción de los jefes del CJNG al enterarse de la difusión pública del caso. Minutos después, Susy recibió otra llamada informando que las dejarían salir. Fueron sacadas en motos hasta una avenida, donde las recogió un vehículo. Las trasladaron a un motel en Villahermosa y les indicaron que debían decir a las autoridades que habían asistido a una fiesta y no sabían nada del CJNG.
Las ocho mujeres fueron encontradas en un motel ubicado en la ranchería Anacleto Canabal cuarta sección, sobre la carretera Villahermosa–Cárdenas, según detalló la Fiscalía.
Según el entonces subsecretario de Seguridad Pública, Luis Rodríguez Bucio, todas negaron haber sido secuestradas. Dos de ellas tenían permiso de estancia vigente en México, mientras que el resto enfrentó procesos de retorno asistido por haber ingresado como turistas y realizado actividades remuneradas.
Revictimización y detenciones posteriores
Tras su paso por la Fiscalía, las mujeres fueron enviadas a Migración, donde permanecieron tres días. Según Sofía, durante ese tiempo fueron despojadas del dinero recibido durante su retención, equivalente a 10 mil pesos mexicanos por persona.
Las autoridades mexicanas no tomaron declaraciones completas que permitieran avanzar en una investigación penal, debido a que las jóvenes negaron estar retenidas, posiblemente por miedo. Según la Fiscalía, ocho de las nueve jóvenes fueron localizadas.
Días después, la Fiscalía de Veracruz detuvo a Julio César N., uno de los presuntos responsables del secuestro, acusado de trata de personas y enviado a prisión preventiva por dos años. También fue capturada Yesica Anahí, considerada autora material de los hechos.
Sofía rompió el silencio un año más tarde. En el podcast contó que decidió contar su historia porque, según dijo, “iban a ser vendidas, vivas o muertas”, como parte de una red de trata de personas operada por el CJNG.
El periodista Ciro Gómez Leyva había revelado el caso en Imagen Televisión, donde se expuso que las mujeres fueron llevadas a México para trabajar como escorts y que El Jaguar las había trasladado, retenido sus pasaportes y fijado el monto de la deuda. También se reportó que algunas de las jóvenes, contactadas por amigas mediante videollamada, aseguraron haber sido golpeadas durante su retención.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Yucatán emitió una alerta de búsqueda para localizar a El Jaguar, identificado como jefe de una red de trata de personas vinculada al CJNG.