Por Rodolfo Franco / Martes 6 de febrero del 2024

El sexenio de López Obrador pasará a la historia y al libro de los Récord Guinness; a la historia por ser un gobierno de profundas contradicciones, aplicar un brutal e irracional recorte a Fideicomisos e instituciones autónomas para vaciar el dinero en obras chatarra, mientras que se inscribirá en el Récord de proyectos sin planeación financiera e inútiles, que terminaron costando el doble y el triple.

Comencemos por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, que a la fecha seguimos y seguiremos pagando la decisión carente de raciocinio, la deuda ascendía a 331 mil millones de pesos, parte del adeudo se pagan con el flujo de pasajeros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, razón por la que literalmente se está cayendo a pedazos, porque el dinero destinado al mantenimiento se va a la deuda.

Para justificar la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la ocurrencia fue habilitar la base aérea de Santa Lucía, le colocaron un jacalón con una pista y lo denominaron Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cuyo costo terminó al doble de lo presupuestado, alcanzando la cifra de 115 mil millones de pesos, hoy se mantiene casi vacío pese a las restricciones que le ha impuesto el presidente al aeropuerto de la Ciudad de México, con la finalidad de obligar a las aerolíneas a operar en el desértico AIFA, que se mantiene con menos vuelos que un aeródromo de Culiacán.

Para ‘llenar’ de vuelos el AIFA, el madrugador presidente optó por poner a los militares a operar una línea aérea y tener el juguete completo, aeropuerto y línea aérea, la aventura ya tuvo un costo de 815 millones de por la adquisición de la marca Mexicana de Aviación y un desembolso de 4 mil millones de pesos, solo al momento del arranque, porque las pérdidas nunca se sabrán y son más que evidentes, un vuelo con un solo pasajero es un rotundo fracaso financiero.

Para alcanzar la ‘soberanía energética’ y ‘bajar el precio de las gasolinas’, se construyó la refinería de Dos Bocas en un pantano, y de su original costo, el monto se fue al doble, ya está en 20 mil millones de pesos, y no ha refinado ni un galón de gasolina, pese a que fue inaugurada hace casi un año.

Un elefante blanco más es el llamado Tren Maya, que ha triplicado su costo a pesar de comprarse trenes de desecho, sin estar terminado ya fue inaugurado y en voz del presidente admitió que podría costar entre 200 mil o 300 mil millones de pesos.

La más reciente obra inútil es la llamada Mega Farmacia, cuyo monto de adquisición de la nave más adecuaciones sumó 2 mil 700 millones de pesos, más el costo que tendrá la operación y el envío de las pocas medicinas que logra surtir.

En el olvido quedó el fallido Gas Bienestar, donde literal se tiró dinero a la coladera, se adquirieron tanques de gas, planta de llenado, camiones para el reparto, aplicaciones de celular, se rentaron oficinas y se contrató personal, los primeros datos aportados por el gobierno fue la inversión de 533 millones de pesos en dos plantas de llenado, la demás información se ocultó, solo se dijo que se requerían 23 mil millones de pesos para arrancar el proyecto, operó meses y desapareció.

Y por si no lo sabía, el gobierno ya quemó mil 767 millones de pesos en el proyecto turístico de Isla Marías, más 250 millones de pesos de dos ferris chinos usados, en resumen, 2 mil millones de pesos de nuestros impuesto para que opere el proyecto una empresa privada.

Ha tirado a la basura 776,015 ‘billones’ de pesos; Por las medicinas y carencia de servicios médicos no me pregunte, es parte de la austeridad franciscana.

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