Rodolfo Franco / miercoles 11 de julio del 2023

Dice la sabiduría popular que el que no conoce la historia está condenado a repetirla, eso mismo le sucedió al presidente López Obrador al atacar innecesariamente a la ahora fenómeno político, la senadora Xóchitl Gálvez, dándole el empujón nacional que cualquier candidato necesitaba.

Cuando se desempeñaba Vicente Fox como presidente de la república, cometió el error político de atacar sin necesidad a López Obrador, lo que logró fue que los reflectores lo voltearan a ver y logró darle un empujón político que AMLO supo aprovechar, pues su estilo contestatario al presidente agradó y cautivó al elector, luego empleo su habilidad política para mantener esa preferencia que había conquistado en la sociedad hasta colocarse la banda presidencial.

López durante su homilía matutina endilgó aseveraciones falsas a Xochitl (como es su estilo) y ésta le reviró, le solicitó que le diera acceso a las conferencias matutinas y que aclararan paradas frente a frente, el presidente se negó, hábil de palabra de inmediato le contestó ‘no le saque presidente’, le espetó en frase corta y lenguaje coloquial, similar a las que él utiliza su temor a debatir.

Xóchitl fue más allá, promovió ante un juzgado un amparo contra la negativa a ejercer su legítimo derecho de réplica, el juez se lo otorgó, papel en mano acudió de madrugada a Palacio Nacional, le fue negado el acceso, ni su investidura de Senadora le valió, el presidente dijo que se reservaba el derecho de admisión a un lugar público por ser propiedad de la nación, por ende de todos los mexicanos, ahí la subió a la lanzadera presidencial.

Sencilla de estilo, hábil en el discurso y dicharachera, se grabó afuera de palacio y dio a conocer a todo México el desdén del presidente a cumplir la ley, la majadería del mandatario y su cobardía a debatir ante una mujer, la ecuación estaba hecha, de ser simple aspirante a candidata a jefa de gobierno López la puso en las preferencias nacionales, por fin surgía quien le contestara al tú por tú en su mismo lenguaje, Xóchitl cautivo.

Humillado a nivel nacional, hecho un energúmeno, soltó a sus perros bravos en contra de la mujer que lo desafió, y se mofó con una caricatura donde la denigran en su calidad de mujer, López lo disfrutaba en su conferencia observando la pantalla y se mordía la lengua al asegurar que Xóchitl era una marioneta de la mafia del poder, sin mencionar que Claudia Sheinbaum es la suya, y que tuvo que guardar a otra más de su teatro fantástico, Yeidckol Polevnsky a la que mandó al cajón del olvido y el desprecio luego de que se atrevió públicamente a manifestar su aspiración por ser corcholata.

El presidente en su exceso de bilis por el arrojo y desparpajo verbal de Xóchitl, viene cometiendo todos los días el mismo error que Fox, golpear a la mujer que toma la bola lanzada para responder con hit, le batea todas y cada día sube en la atención, le calculó mal el inquilino de palacio porque se metió con la raza, no con un fifí, Xóchitl viene de muy abajo, y ha llegado muy arriba, no han mérito que regatearle y habla con idioma del barrio, el preciso ya se fregó.

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