Por Rodolfo Franco

Todo un entramado jurídico fue el que operó el gobierno de López Obrador para evadir la ley de Pemex y de Transparencia, con la finalidad de dar forma a una de sus tantas ocurrencia, para la que terminó desapareciendo cuando no registró crecimiento ni impacto social, convirtiéndose en una coladera presupuestal por el descarado despilfarro en medio de la pregonada austeridad franciscana.

El 7 de julio del 2021 el presidente López en su conferencia matutina, anunció la creación de la empresa ‘Gas Bienestar’, que se encargaría de distribuir gas L.P. (Gas Licuado de Petróleo) a precios competitivos, y fue hasta el martes 31 de agosto que puso en marcha el programa social. La justificación de la creación de la empresa fue para dar respuesta a los precios altos de este combustible por encima de la inflación, mal informó en su conferencia el presidente, al asegurar que Pemex les vende el gas a los distribuidores a precios bajos y lo revenden con un alto margen de utilidad, denunciando el control (monopolio) de la venta entre cinco grandes gaseras, lo que sí es cierto, pero no la venta del gas por parte de Pemex, pues este energético es importado en un 62 por ciento de nuestro consumo nacional.

La recién creada empresa Gas Bienestar de inmediato compró camiones, tanque de gas, lanzó convocatoria para choferes, ayudantes y pagó 533 millones 945 mil pesos en la construcción de plantas de Gas Bienestar en Tepeji del Río y Tula de Allende en el estado de Hidalgo, para el llenado de 4,800 cilindros de 20 kg. de gas al día.

A principio de marzo del 2023, en la conferencia matutina un reportero le preguntó al presidente López Obrador ¿en qué estado se encuentra el ‘Gas Bienestar’ para que tenga éxito en las alcaldías y en los municipios de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México? La respuesta fue contundente; Está en pausa, asentó, luego justificó; “Lo que se probó es que funciona el servicio muy bien, que le ayuda a la gente, no sólo porque paga menos por los cilindros, y porque los cilindros son de buena calidad, sino porque les dura más el gas, porque está lleno el cilindro, eso es lo que tenemos de información. Y está en pausa porque tenemos otras tareas”.

Lo verdaderamente cierto es que se trataba de un fracaso financiero, logístico, carente de impacto social pues nunca hubo planeación, y para lograr el objetivo anhelado se requerían 23,000 millones de pesos según declaración del director de Pemex, dinero que prefirió destinar a otras ocurrencias, como la refinería Olmeca de Dos Bocas y el Tren Maya.

Lo grave del fracasado proyecto, es que a través de solicitudes de transparencia me fue negada la inversión realizada bajo el argumento de no estar obligada a rendir cuentas porque se trata de una empresa privada, Gas Bienestar S.R.L. de C.V. creada el 26 de julio del 2021 –luego del aviso del presidente- por las empresas Mex Gas Internacional y Mex Gas Supply, empresas filiales creadas por Petróleos Mexicanos en España, con un capital social mínimo de 50 mil pesos, por lo que de acuerdo a la respuesta de la Unidad de Transparencia de Petróleos Mexicanos la empresa Gas Bienestar S.R.L. de C.V. es una empresa privada filial de Pemex, y que al NO RECIBIR NI EJERCER RECURSOS PÚBLICOS, no está obligada transparentar su información. Peor aún el Consejo de Administración de Pemex nunca aprobó la creación de Gas Bienestar, opinó el economista Mario Di Costanzo.

Una chicana jurídica de una empresa privada que engulló dinero público, para un fracasado programa público que se niega a transparentarlo.

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