RFInforma / Aguascalientes / viernes 16 de diciembre del 2022

Redacción.-

A pasos agigantados el Archivo General del estado de Aguascalientes, está desapareciendo para únicamente ser dirección de archivos de la secretaría general de gobierno.

Está desapareciendo la estructura que con años se había logrado concretar siguiendo la archivística dictada por el archivo general de la nación para un adecuado resguardo de la documentación, la memoria histórica del estado.

Todo esto se da a la razón que la documentación que aún resguarda el archivo general administrativo y que no pertenezca a la secretaria general de gobierno, se tiene ya la orden a que regrese a las oficinas de donde se originó, aunque todo se está manejando como si hubiese sido solicitado por la dependencia quien hizo oficios para que le sea devuelta la documentación, la verdad es otra.

Al ya no existir un archivo general que regule las actividades de los archivos en Aguascalientes, cada dependencia podrá hacer con su documentación lo que quiera, el sistema estatal de archivos queda inoperante al ya no existir, no habrá quien organice las juntas de capacitación o inclusive si alguien desea depurar alguna documentación, ya no existirá un consenso para que se haga de la manera correcta.

Un ejemplo de esto es la Secretaría de Obras Públicas de Aguascalientes, a la que se le solicitó el dictamen técnico de la construcción del paso a desnivel de la alameda, y su respuesta fue “…únicamente se cuentan con archivos unitarios de obra del año 2012 al 2022, en este orden de ideas y considerando que la información por usted requerida el del periodo comprendido del año de 1998 al 2004, se observa que la misma, excede el plazo de conservación al que se encuentran sujetos los expedientes unitarios de obra en los archivos de esta dependencia, manifestando con ello, la inexistencia de la información…” ¿Un dictamen técnico no lo conservan?

Aguascalientes se hace un lado en la archivística nacional de donde mucho tiempo fue un ejemplo.

El archivo histórico del estado, es el repositorio final en donde va la documentación que ya cumplió un ciclo, que después de haberse generado en alguna dependencia estatal, pasaba el archivo de concentración y de ahí, al histórico, el ciclo documental se rompió. Ahora, no habrá transferencias documentales con las que se amplíe el acervo documental del Histórico,

¿Profesionalización de los archivos?
Una muy buena broma, ya que al dejar de lado un sistema estatal de archivos, se está ignorando el tema al cual se había adherido y además publicado en el periódico oficial del estado de Aguascalientes en junio del 2006 y se caerá en incumplimiento en la Ley de archivos publicada en marzo de 2021 en el periódico oficial del estado.

Esto es tan solo una de las cosas que los archivos de Aguascalientes están enfrentando hoy en día, el desconocimiento de las actividades mismas de un archivo que serían la generación de herramientas de trabajo para los investigadores, y no trabajos solo para beneficio particular de alguien.
Los titulares de los archivos en lo que va de este sexenio, son abogados posiblemente capaces en su medio, pero con un nulo conocimiento de cómo manejar un archivo. Un archivo no es un juguete, es la memoria histórica de una entidad.

¿Qué dice la ley estatal de archivos de Aguascalientes?

De acuerdo a la referida ley, cada dependencia estatal o municipal tendrá que crear su propio ARCHIVO DE CONCENTRACIÓN y regular sus archivos de trámite.
Sin embargo la mayoría no cuenta con la infraestructura para hacerlo, ni personal calificado para hacerlo, muchas de las veces ni el interés por organizar sus propios archivos, justamente ahí el gran riesgo que corren los acervos documentales.

De ser lo anterior, se continuará con el desdén de la documentación o se destruirán en vez de organizarlos.

La memoria documental del estado está en franca crisis desde el sexenio pasado con Martín Orozco Sandoval, y con las acciones del actual sexenio no se ve hasta el momento, vaya a mejorar, pende entonces de un hilo que podrá romperse fácilmente por la improvisación y el desinterés de titulares de dependencias públicas acostumbrados a despreciar el valor de los acervos documentales que a todo llaman archivo muerto.