Hacer ejercicio incrementa los niveles de felicidad según estudio

El ejercicio también influye en nuestro estado de ánimo y bienestar emocional

Salud

Dic-16-2022

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Hacer ejercicio incrementa los niveles de felicidad según estudio

 

RFInforma / California / viernes 16 de diciembre del 2022

Redacción.-

Dice la RAE que la felicidad es “el estado de grata satisfacción espiritual y física”. Un significado sencillo que, analizado de manera más científica, encierra matices mucho más complejos, pues para conseguir estar satisfechos con nuestras vidas debemos trabajar de manera consciente en aspectos tales como la aceptación, la seguridad o la autoconfianza, por poner solo algunos ejemplos. Los neurocientíficos no paran de recordarnos que somos los escultores de nuestro propio cerebro y que, en cuestiones mentales, nada está escrito, ni siquiera por los genes (por más que estos lleguen a predecir hasta un 50% el nivel de felicidad).

La potencialidad de ser más felices depende en gran medida (casi el otro 50%) de la voluntad y la intencionalidad, es decir de nuestros actos deliberados, tal y como se empeñan en demostrar la psicología científica, la neurociencia y la ciencia de la felicidad, disciplinas encargadas de traducir los hábitos de la gente feliz en estrategias concretas para ponérnoslo más fácil.

Aquellos que mantienen relaciones afectivas y cercanas no solo son más felices, sino que viven más años. A esta conclusión llegó el Grant Study de la Universidad de Harvard, uno de los estudios más largos y completos del mundo sobre la vida adulta que lleva recopilando datos desde principios del siglo pasado.

También el estado mental de la felicidad –recuerda, no es un objetivo– se alcanza centrándose en las emociones positivas: las personas más optimistas, afectuosas, amables, agradecidas, generosas y productivas son más felices y están más satisfechas con su vida. La investigadora Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología en la Universidad de California, detectó estos hábitos en la gente feliz y los expuso en su libro La ciencia de la felicidad.

Cuestiones físicas
La felicidad también es química: de eso se encarga el cóctel de hormonas que repercuten de manera positiva en nuestra salud, bienestar y estado anímico. Y la forma más fácil de activarlas en nuestro cuerpo es mediante la actividad física y el deporte: la dopamina produce sensación de placer, la serotonina es un antidepresivo natural y la endorfina actúa como un analgésico natural que mejora el humor, reduce el dolor y promueve la calma, por ello es conocida como la hormona de la felicidad.

De estudiar la Asociación entre ejercicio físico y salud mental se encargaron de manera conjunta las universidades de Yale y Oxford, las cuales descubrieron que las personas que durante un mes practicaron ejercicio regularmente se sintieron mal casi un 44% menos que quienes no lo practicaron.

Más allá de reducir el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares o diabetes, el ejercicio también influye en nuestro estado de ánimo y, por tanto, en nuestro bienestar emocional. Seguro que tú también has sufrido el conocido como ‘subidón del corredor’, ese efímero estado de euforia después de una carrera que te deja una placentera sensación de tranquilidad y relajación tras haber realizado un entrenamiento de alta intensidad. Son tus músculos y células reclamando oxígeno a tu organismo al pasar del metabolismo aeróbico al anaeróbico.

Por no hablar de la autoconfianza asociada a los resultados ‘visibles’ en nuestro cuerpo. De hecho, existen muchas investigaciones que concluyen que la autoestima mejora a través de la realización de actividades físicas, dado que nos hacen tener una imagen positiva del cuerpo, requisito imprescindible para alcanzar una vida plena, como postuló Nathaniel Branden en su libro Los 6 pilares de la autoestima. Es más, en el polo apuesto, encontramos resultados científicos que refuerzan estas afirmaciones, puesto que los individuos con obesidad muestran menores niveles de bienestar psicológico en aspectos como propósito en la vida y crecimiento personal. ¡Ojo! Sobre todo, cuando el contexto social o cultural es discriminatorio.

Caminar, correr, andar en bicicleta o practicar algún tipo de deporte reduce el estrés (baja la intoxicación por cortisol), refuerza el sistema inmunológico y estimula el nacimiento de nuevas neuronas en el hipocampo, cuyas funciones están relacionadas con el aprendizaje y la memoria; también nos hace dormir mejor. Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño (AASM), el ejercicio –al imitar los efectos de los antidepresivos en el cerebro– mejora los patrones de sueño de los insomnes y reduce su ansiedad. Esa ansiedad que no pocas veces intentamos paliar con la comida, como un método para alterar (más bien disimular) de algún modo la química cerebral.

Además, quienes practican deporte de manera habitual suelen cuidar más su alimentación. Incluir frutas y verduras en la dieta es bueno para la salud, pero si además lo hacemos “sin modificarlas” estaremos mejorando sin ni siquiera saberlo nuestro ánimo. Los investigadores del departamento de Psicología de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, determinaron que los adultos que tomaron frutas y verduras crudas experimentaron mayor motivación, vitalidad y felicidad que quienes lo hicieron cocinadas, enlatadas y procesadas.

 

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