RFInforma / Estados  Unidos / lunes 7 de noviembre del 2022

Redacción.-

Shuji Ogino, profesor de Patología en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, de Harvard, decidió con otros colegas hacer una exhaustiva revisión de los registros estadísticos de cáncer en 44 países. Estudiaron a fondo 14 tipos de tumores malignos. Descubrieron cuatro cosas:

• Todavía hay muchos factores de riesgo desconocidos en el origen del cáncer;
• La mejora de los test diagnósticos y los cribados explica solo en parte el aumento de los casos;
• Los llamados cánceres de inicio temprano en menores de 50 son cada vez más frecuentes;
• La dieta tiene mucho que ver con lo anterior.

“El hecho de que ocho de estos cánceres analizados afecten directamente al sistema digestivo apunta a un papel importante de la dieta y de las bacterias que viven en nuestro intestino, llamadas microbioma”, dijo el doctor Ogino a CNN. Estamos hablando de cánceres como el colorrectal, de páncreas o de estómago.

Ogino y sus colegas publicaron estas y otras conclusiones en Nature Reviews Clinical Oncology: “Desde mediados del siglo XX –exponen en sus conclusiones-, se han producido cambios multigeneracionales sustanciales en el exposoma (incluidos cambios en la dieta, el estilo de vida, la obesidad, el medio ambiente y el microbioma), todos los cuales podrían interactuar con susceptibilidades genómicas y/o genéticas”.

Es decir, esos cambios en nuestros hábitos de alimentación están siendo para mal: crece el sobrepeso y la obesidad, y cada vez a edades más tempranas, lo que aumenta el riesgo de un padecimiento temprano de esos cánceres de origen digestivo (como el colorrectal, que se ha disparado). Hablamos, por supuesto, de países con ingresos medios y altos.

“Las bacterias intestinales se ven alteradas por las dietas altas en azúcar, los antibióticos y la lactancia. Y como los patrones de estas cosas cambian en la sociedad con el tiempo, también lo hacen las bacterias de nuestro intestino”, explica en The Conversation la profesora Siobhan Glavey, de la Universidad de Dublín.

Según las conclusiones de Ogino y sus colegas, “la incidencia de tumores de varios órganos diagnosticados en adultos menores de 50 años de edad ha ido en aumento en muchas partes del mundo desde la década de 1990”. Dicho de otra manera: los nacidos en 1990 tienen más riesgo que los nacidos en 1980, y estos menos que los nacidos en 1970.

El problema es que estos cánceres en adultos jóvenes suelen ser más agresivos. En Estados Unidos los tumores que más han crecido entre los menores de 50 son los de mama, endometrio, vesícula biliar y conductos biliares, riñón, páncreas, tiroides, estómago o mieloma múltiple.

Como dicen los autores del estudio de Harvard, todavía queda mucho por investigar, pero ya advierten: “la epidemia de cáncer de inicio temprano podría ser una manifestación de las tendencias crecientes en el desarrollo de muchas enfermedades crónicas en las generaciones jóvenes y futuras”.

Ya no vale por tanto, con dejar de fumar, hacer ejercicio, dormir bien y llevar una vida sana. También importa lo que nos llevamos a la boca. Y por lo vemos, cada vez más.

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