AEROPUERTO DE SANTA LUCÍA, UNA CUENTA MAL CONTADA
“Esto se llama perseverancia en una buena causa y obstinación en una mala.”
Laurence Sterne
El 21 de marzo del próximo año, día seleccionado por tratarse de un aniversario más del natalicio de Benito Juárez, uno de los héroes dilectos del presidente López Obrador, deberá ser inaugurado el aeropuerto Felipe Ángeles, antes Santa Lucía, así se comprometió el presidente, sin embargo el sistema de transporte para llegar al aeropuerto como el Tren Suburbano, estarán listos hasta un año después.
Se trata de una base Aérea Militar que respondía al nombre de Santa Lucía, ubicada en Zumpango, Estado de México. La base aérea militar transformada (dos pistas civiles y una militar existente) en una extraña mezcla de aeropuerto civil-militar, será la alternativa de solución planteada por la administración de López Obrador al tráfico aéreo de la capital de país, sumando al actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AICM), y el Aeropuerto Internacional de Toluca, para formar lo que han llamado la red aeroportuaria integral de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
La polémica obra en construcción ha sido presumida por su ‘relativo’ bajo costo planteado bajo el modelo de ‘austeridad republicana’, cuyo monto de inversión estimado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al mes de mayo del 2021 es de 84 mil 956 millones 62 mil 639 pesos, faltan cerrar las cifras a la fecha en la que entrará en operación, marzo del 2022, y solo será una parte del complejo aeroportuario.
En el fondo para obtener el verdadero monto de inversión del aeropuerto Felipe Ángeles, se debe agregar el valor de la indemnización millonaria por la cancelación del aeropuerto de Texcoco; 113 mil 327 millones de pesos, monto reconocido por la Auditoría Superior de la Federación.
No se trata de la cifra final, para acceder desde cualquier punto de la ciudad de México y del Estado de México al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se requieren montos millonarios en infraestructura vial, de acuerdo al portal Inmobiliarie en su publicación del 17 de junio, el costo de las catorce obras planeadas para conectar el AIFA, ascendió a 41,097 millones de pesos, con la salvedad de que nueve obras siguen en proceso de licitación o planeación. Ese mismo día la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) rectificó el dato y mencionó que durante los próximos 2 años, se realizarán 24 proyectos de movilidad para conectar al nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles con la Ciudad de México, para lo cual estimó se gastarán 106 mil millones de pesos. Hasta aquí la suma de las inversiones es de 304 mil millones de pesos, cifra superior al costo que tendría el aeropuerto de Texcoco clausurado, del que se estimaba terminar su primera etapa (igual que el Felipe Ángeles) para el 2021 a un monto de 285 mil millones de pesos.
Aún no llegamos al monto final de construcción del AIFA, porque debemos sumar rubros escondidos, las indemnizaciones o pagos por las expropiaciones de terrenos aledaños al aeropuerto para expandir el área. El gobierno federal publicó el 28 de junio de este año en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto de expropiación de más de 109 hectáreas de los ejidos de Santiago Atocan, San Lucas Xoloc y Xaltocan para la construcción del aeropuerto ubicado en Santa Lucía, en Zumpango, Estados de México. Señala el decreto que “La expropiación de la superficie a que se refiere el artículo anterior, incluye las construcciones e instalaciones que se encuentren en el propio terreno y que formen parte de la misma”.
Seguimos sin obtener la cifra final de la primera etapa de operación del AIFA, falta sumar los costos de las adecuaciones a los aeropuertos de Toluca y Ciudad de México para formar la red aeroportuaria que soporte el tráfico proyectado. Las cifras no han sido publicadas.
Vayamos al resultado final, si la inversión que sea es redituable, rentable, soluciona el conflicto aéreo y se cuenta con la infraestructura vial que brinde rapidez seguridad y bajo costo para trasladarse entre el aeropuerto actual y el de Santa Lucía, estará justificada, pero no es así, de acuerdo al Diario Contrapeso Ciudadano, el aeropuerto iniciará operaciones con solo cuatro vuelos diarios, cuando la expectativa era de 145 vuelos al día. Las dos únicas aerolíneas mexicanas realizarán cada una dos vuelos por día, hasta el momento han confirmado que usarán este aeropuerto Volaris (un vuelo diario a Cancún y uno a Tijuana) y Viva Aerobús (está por anunciar destinos) mientras que la venezolana Conviasa realizará aterrizajes muy esporádicos, pues operará viajes internacionales.
Para dimensionar el derroche de recursos versus la utilidad de la obra comparemos; la obra ya costó más que la cancelada, los militares a cargo de la obra del AIFA, informaron que el día de su inauguración contará solamente con 14 posiciones de contacto, número que contrasta con las 120 previstas originalmente por el extinto aeropuerto internacional de Texcoco, o las 50 del aeropuerto de Guadalajara. El aeropuerto cancelado estaría a 5 kilómetros del actual aeropuerto, el AIFA a 45 kilómetros, no hay punto de comparación.
El aeropuerto de Santa Lucía es una obra mal contada, porque si se cuenta bien, ya salió más caro el caldo que las albóndigas, pero se cumplió el capricho presidencial, me canso ganso.
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